Sábado, 20 de abril de 2013.
De nuevo lluvia y frío. Mucha lluvia y mucho frío.
Como sabíamos que iba a llover decidimos hacer un poco de turismo "de secano" y por eso nuestra primera parada en
Gwanghwamun fue la librería
Kyobo.
Novelas, cuentos, guías, diccionarios, cursos... ¡Tienen de todo! Y lo mejor es que hay libros en español :) También hay una sección muy amplia de revistas y cómics y un apartado especial para revistas, libros y mangas japoneses. Pero no sólo de libros vive Kyobo, también tienen artículos de papelería, de pintura, de viaje y de electrónica. Un paraíso.
Aprovechando que estábamos por la zona recorriendo el Arroyo Cheonggyecheon, y viendo que no iba a parar de llover nunca, nos pasamos por la KTO y disfrutamos de un par de eventos que estaban haciendo. Fabricar tu propio hanbok con papel y, como no, probarte uno de verdad (o al menos las dos o tres piezas básicas).
También vimos el "mini" rincón de las estrellas, y digo mini porque comparado con el que hay en el Lotte World es más pequeñito, pero está muy bien montado, y hasta tiene tienda de merchandise.
De ahí a buscar donde comer y a mojarnos un poquito más mientras paseábamos por las calles de
Insadong. Y después de varias vueltas decidimos comer en el
あびこ (abiko) un delicioso
donburi de
katsudon.
La elección de la cafetería no fue muy acertada. Por fuera era era muy tentadora, muy "cursi" y muy rosa. Diré que incluso lo era por dentro, con sus reservados y la decoración de rosas pero... El café y las tartas (al menos lo que nosotras pedimos) no merecen esos precios. ¡Ah! Y otro punto negativo, se puede fumar y los pasillos y el baño apestan a tabaco -_- ¿Su nombre? Cafe Ann house.
Con los pies secos y la batería del móvil a media carga nos fuimos a buscar las tiendas de souvenires y la galería 쌈지길 (Ssamziegil). Un sitio digno de ver y en el que te dejarías también medio sueldo en cosas monas y artesanales.
De ahí nos fuimos al Parque Tapgol pero como estaba cerrado continuamos andando sin rumbo fijo viendo la calle de las joyas, hasta que mis pies no pudieron más y me pidieron subirme a un autobús de vuelta a Sinchon. Por suerte lo encontramos y nos subimos.
Ya "en casa" y viendo que no había mucha hambre nos metimos en el bene 24horas a por algo calentito. De ahí otro paseito hasta la residencia y ahí a entrar en calor y a coger fuerzas para el domingo.